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novela: "el señor fino"


EL SEÑOR FINO
Novela escrita por D. Joaquín Alfaro Bermejo (2007)


Delfino es el nombre que le pusieron el día que le bautizaron.
Se lo pusieron porque en el momento en que vino a este mundo ya empezó a ser “fino”, porque era muy delgadito.

Desde que nació fue muy distinto a todos los niños que hasta ahora han nacido, porque lo primero que hizo al salir del vientre de su madre fue, en vez de llorar, besar a las manos que lo cogían y luego gateó hasta el pecho de su madre para mamar. Después le dio el primer beso a su madre, y ella la primera palabra que le dijo a su hijo fue:

¡Pero que fino es éste niño!, por eso le pusieron de nombre Delfino.
Aunque siempre se le conoció por “ el Fino”.

Delfino nació en el año 1924, y el que os cuenta este cuento tiene su misma edad y lo conoció porque era de su mismo pueblo. Un pueblo de la Alcarria donde las abejas elaboran mucha miel, pues en la Alcarria se crían muchas flores de las que chupan las abejas sus néctares que es con lo que la fabrican, así ellas tienen para alimentarse y dan lo que les sobra en forma de miel.

Así fue Delfino, como las abejas, a toda persona animal o planta que conocía, para que pudiera vivir lo mejor posible, les daba lo que a él le sobraba.

Los padres de Fino eran labradores como por la Alcarria son la mayoría de los que viven en estas tierras, que no tienen que ir a la compra en muchos días, a veces en meses, porque en la despensa tienen de todo lo que necesitan para vivir, tan solo tienen que comprar la sal, que la compran una vez al año, que es cuando va el carretero de la sal, que la trae de unas salinas que hay por Sigüenza y se la compran por quintales y se la reparten entre varios vecinos.

Y los cacharros que necesitan para guisar y comer los consiguen de otro arriero que llega al pueblo una vez porl mes, pero cuando más compran es cuando va a ser la fiesta de la patrona del pueblo.

Entonces se comprar trajes los hombres y vestidos las mujeres, que les vale para muchos años, porque se lo ponen solamente cuando hay una fiesta o una boda. No por vivir con tan poco son infelices, todos lo contrario, siempre están contentosy tienen sus fiestas, comuniones y bodas donde lo pasan muy bien, gastando poco para realizar la fiesta.

Como dijimos antes cuentan con todos los alimentos necesarios para realizarla. Se matan unos corderos, pollos, conejos, pichones y también se hace un buen cocido, después se come fruta y por último bollos o tortas que también saben hacerlos.

La fiesta se termina con un gran baile, del que muchas veces sale una nueva pareja.

Así es la vida de los alcarreños.
Fino va creciendo en este ambiente, va creciendo pero no engordando, y se va enterando de cómo es la vida en su pueblo, porque es “fino” de verdad.

Todo lo aprende enseguida, y muchas cosas sin enseñárselas nadie, todo el pueblo se fija en el Fino y él se fija en todo.

Delfino aprendió a andar y a hablar muy rápido. Iba a casa de sus abuelos y de sus tíos el solo desde muy pequeño y las gentes del pueblo cuando le veían no se lo podían creer. Así era el Fino.
A todos los veceinos que se encontraba en su camino les decía “Buenos días o Buenas tardes” y les preguntaba cosas que muchas veces no sabían responder.

Cuando cumplió cinco años y empezó a ir al colegio, era siempre el primero de la clase por eso ayudaba a todos los niños que lo necesitaban y todos eran sus amigos, además en su casa siempre estaba pendiente de en que podía ayudar a sus padres.

En primavera, que los días son mas largos que en el resto del año, les ayudaba en la huerta cuando salía del colegio. Allí estaba “el Fino”, regando o quitando las malas hierbas.

Cuando eran fiestas y no había colegio, sacaba a los burros que tenia su padre para las faenas del campo y se los llevaba donde había hierba para que se la comieran. Un día cuando estaba en esa tarea, él estaba cogiendo una flores que se llaman flor de malva, que se hacen en infusión y sirven para curar los catarros y su madre siempre queria tener en casa.
También recogia tomillos que en estas tierras llamamos ajedrea, y que se echan a las aceitunas para arreglarlas, junto con unas hojas de laurel, ajo y unas cascaras de naranja, se guardaban en unos lebrillos, que son unas tinajas pequeñas, que se dejaban en la cueva que cada casa solia tener y en las que también se guardaba el aceite y el vino y se iban utilizando durante todo el año.

Después de haber hecho esa tarea, se sentó en una piedra para contemplar el paisaje y entonce vió a un pajarillo que se llama Rondaaliagas porque sus nidos los hace en esos arbustos, para que sea difícil que se los quiten porque tienen muchas púas y pinchan mucho.

El pajarillo estaba haciendo muchos viajes con cebo para alimentar a sus crías y piensa El Fino . –“Voy a verlas a las crías”-. Pero se lleva una gran sorpresa, lo que había en el nido no eran las crias del pajarillo sino que había un gran pájaro que se llama Cumulillo, y es que el cuculillo nunca hace un nido propio sino que observa a otros pájaros para ver donde tienen su nido y entonces se come huevos del nido y pone uno él y despues se va para que lo empollen los otros que se creen que es su propio huevo. De ahí viene el dicho ·”
eres de la opinión del Cuco, que pone huevo en nido ajeno y otro pájaro lo cría”, para referirse a la gente que se aprovecha de los demás.

El Fino cogió al Cuculillo y se lo llevo a su casa para que su madre lo guisara y así los Rondaaliagas no trabajaran tanto para engordárlo.

Así pasa el Fino los días hasta cumplir los doce años, que es cuando tiene que dejar de ir al colegio. Muchas veces juega con sus amigos que son muchos, pues todos los niños del pueblo quieren ser amigos del Fino. Los juegos a los que ellos juegan son la Pidola que consiste en que uno se pone de borriquilla y los demás saltan por encima de él. El que no lo hace bien le toca ponerse de borriquilla.

Tambien juegan con agallones que es un fruto redondo que no es comestible, que cogen de los robles, que en el campo hay muchos y se utilizan para jugar al gua, o cogen las cajas de cerillas vacias, con las tapas que están decoradas con dibujos para jugar a los cromos, cambiando las repetidas, sin olvidarse de ayudar a sus padres cuando tienen que hacer alguna cosa en el campo o en la casa.

Y los vecinos del pueblo siempre se acuerdan del Fino cuando tienen algún dolor, o se han caído y se han roto algún hueso, o algún animal se ha puesto malo. Entonces allí esta el Fino que siempre sabe lo que hay que hacer.
Si se han roto un brazo les pone unas cañas sujetas con cuerdas y los deja inmóviles unos días y cuando se las quita ya están curados. Por todo eso siempre se acuerdan del Fino.

El pueblo donde vive el Fino se llama Aguas Vivas, el nombre le viene de un valle que hay mas alto que donde está el pueblo, en ese lugar nace un manantial del que brota el agua como si estuvieran cociendo, a borbotones, pero de agua fresca.

El pueblo es de la provincia de Guadalajara y el Fino tenia pensado ir a hacer el Bachillerato en la capital, pero todo queda parado por el comienzo de la Guerra Civil española. El Fino nunca llegó a comprender porque se mataban los unos a los otros, tan solo por pensar distinto de las cosas de la vida, o por recibir ordenes de unos superiores militares. Durante el tiempo que duró la guerra, que fueron tres años, el Fino lo pasa mal, no por carecer de comida, que eso no le falta nunca, pues su madre siempre encontraba algo para darle de comer.

Los dias que su madre cocía panes, siempre le hacia fritillas para el desayuno, que las hacia con un poco de masa que dejaba en su casa cuando iba al horno a cocer los panes y eso le gustaba mucho al Fino.

En el pueblo, durante la guerra hay bastantes soldados, unos van y otros vuelven. Él siempre les preguntaba porque luchaban y siempre le contestaban lo mismo. Que ellos recibían ordenes y no sabían nada mas. Por eso el Fino nunca llego a comprender esa cruenta lucha y así pasaron los tres años.

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