(Novela de Joaquín Alfaro Bermejo)
2007-12-13
Todos los seres de éste mundo que conocemos, incluido también el reino animal, tienen una edad en la que se estrenan cosas. Son los primeros años de la inocencia, o sea, los primeros de la vida, que creemos que no van a terminar nunca y con eso ya empezamos a equivocarnos, porque todo en esta vida tiene un tiempo destinado para poder disfrutarlo, y este tiempo se llama: niñez.
Unamuno decía, que nadie podía ser dichoso si sus primeros años de vida no los llevaba en la memoria y el que no la recuerda, es porque que en esa época no le faltó de nada. Por eso se le ha olvidado.
Más tarde viene la que llamamos juventud, que los poetas la tacharon de "divino tesoro", que se va para no volver ya en el resto de nuestra vida. La perseguimos a borbotones y las cosas se nos aparecen amontonadas, de tal manera que no sabemos dar prioridad a ninguna de ellas.
Con ella pasamos los mejores años de nuestra vida y los días pasan sin casi darse uno cuenta, porque siempre nos falta tiempo. Nos gusta pasear con ella por los alrededores de nuestras casas y lo mismo da que haga calor o frio, siempre estamos contentos.
Los pinos, en su lado noroeste, estában llenos de musgo. Caminábamos con la humedad de la niebla, chupando un caramelo para no beber más agua. En mi mente bullían las ideas en embrión. Ambos nos sentíamos sanos y fuertes. Divisamos un monasterio en la penumbra, con las aristas de sus torres cónicas herrerianas. Subimos hasta el monasterio que estaba en la picota un cerro, desde el que se divisaba un impresionante panorama.
Como estábamos en otoño, se veían los robles, chopos y hayas con sus doradas hojas, haciendo un gran contraste de color con el verde de los pinos, esperando todos la llegada del invierno, donde al no recibir la sabia, se les caerán sus hojas y se quedaran desnudos, todos menos los pinos, que sirven para dar el toque de verdor al invernal panorama.
Mas tarde llegamos a lo que yo llamo "el camino de la vida", se trata de un sendero zigzagueante que desciende al valle umbrío, por el que pasa un pequeño río, con sus aguas cristalinas, que tardaran muchos días hasta llegar a su destino, o sea al mar, así vemos que como todo en esta vida, el río también tiene su tiempo de vida.
Mas tarde comenzamos a descender por el bosque, mi novia me sigue silenciosa, ella es buena, nunca pensé que en la vida encontrase una mujer como ella, siempre está contenta, todo le parece bien, conmigo ha descubierto muchas cosas que antes no conocía y yo estoy muy contento de haberla conocido, asi que los dos hemos salido ganando.
El paseo es muy bonito, los castaños, chopos y acacias son un ascua de colores amarillos, pardos, anaranjados, ocres. Pisamos las hojas empapadas de agua, en el ambiente hay en un total silencio, no se mueve nada, parece que el bosque está encantado, solo el canto de algún pájaro o el salto de un ciervo rompen el encantador silencio. Una belleza sublime, deslumbrante y estética nos rodea.
Una vez que estuve enfermo, venia yo a este bosque y le pedía " Bosque cúrame", y vengo a él para darle las gracias, porque hoy estoy sano como sus robles, por esa causa nunca lo olvidaré.
La tarde va cayendo y nos vamos de regreso a nuestros hogares. Una nueva paz ha entrado hasta el fondo de nuestras almas. Vamos callados, la niebla del norte también se marchó, para volver mañana, es el orden de la naturaleza. Nosotros también volvemos mas purificados, porque este bosque es el bosque de la vida.
Caminamos sin dejar de mirar lo que vamos dejando tras nuestros pasos, porque todo el paisaje es tan bonito y bello que te lo llevarías contigo, como ya lo llevamos en nuestra mente los dos. A Rosa, que es el nombre de mi novia, la acompañe hasta la puerta de su casa, porque sus padres ya estaban deseando que regresara, porque era la primera vez que salía sin ellos al campo.
Su madre ya estaba preparando la cena. Rosa, enseguida les contó como había pasado la tarde con su novio, Juan al que todavía no conocen y decirles como se portó con ella y como es el bosque, que sus padres no lo conocían. Que tienen que ir un día para conocerlo. Sobre todo ese horizonte que se ve desde el monte de La Picota, que es donde está el monasterio.
Juan me dijo que había hecho ese paseo muchas veces en distintas épocas del año. Expansivo, melancólico, creativo, masticando la soledad y siempre viendo ese perfil mas allá del horizonte, donde todos pensamos que un día tenemos que ir después de la muerte, porque es impresionante.
Desde la Picota también se ve el valle, con los chopos de color anaranjado, serpenteando por el verde pinar, en fila, parecen monjes budistas subiendo hacía las cumbres.
Camino de una finca misteriosa que no se puede pasar porque está toda ella vallada, en la puerta tiene un letrero que dice "Camino de la Vida" No sabemos lo que hay dentro.
Los dos estábamos deseando de cenar, para irnos a la cama, porque mañana hay que ir al trabajo y decirle a los compañeros lo bien que habíamos pasado la tarde y pensar cuando podíamos hacer otro paseo por el bosque, porque casi estamos en invierno y las tardes duran muy poco y generalmente hay mal tiempo para ir al campo. Asi que durante el invierno veremos alguna exposición e iremos al cine y también lo pasaremos bien.
El invierno es una estación de año que a los dos nos gusta bastante, no por el tiempo de hace, sino porque en ésta estación esta el mes de diciembre y llega la Navidad.
Navidad, Fin de Año y Reyes son sinónimos de PAZ, AMOR, FELICIDAD y ALEGRIA, es una época del año que es realmente especial, que nos predispone a la comunicación con los miembros de nuestras familias y amigos, donde los buenos propósitos se imponen tratándo de recordarnos que debemos comportarnos con los demás, como quisiéramos que los demás se comporten con nosotros.
La palabra NAVIDAD es una contracción de NATIVIDAD que significa NATALICIO, y viene de las festividades paganas de origen celta. Solurmania primero y Brumalia después, desde el 17 al 25 de diciembre conmemoraban el día mas corto del año y el nuevo sol.
La Navidad se introduce en la iglesia cristriana, durante el siglo IV, exactamente en el año 345 cuando fue reconocida oficialmente en el 25 de diciembre. Con anterioridad los primitivos cristianos no celebraban los Nataliciós, sino la muerte de las personas importantes.
En el siglo V la iglesia occidental hace la Navidad. Ordenó que fuese celebrada para siempre en los mismos días de la antigua festividad romana, en honor al nacimiento del sol, porque no se conocía con exactitud el nacimiento de Jesús.
En Navidad visitamos los Belenes que se ponen para representar la Venida del Niño Jesús a este mundo. También nos gustó mucho ver las escenas costumbristas, a cual mejor interpretadas ante nuestros extasiados ojos… carpinteros, la fragua, pastores y todos los vecinos del pueblo que vienen a ofrecer al niño Jesús de todo lo que tienen en sus casas y los Reyes que llegan de Oriente, guiados por una estrella, para ofrecerle al Niño Oro, Incienso y Mirra.
También son muy bonitos los paisajes donde se representan todos los actos de los belenes, pero lo que más nos gusta de la Navidad, es el encuentro entre las personas que se aman, para quererse todavía más, y también las personas que no se entienden, para que puedan comprenderse.
También la despedida del año y el empezar otro, y el día que se celebra la venida de los Reyes Magos, con los regalos porque siempre hay alguno para ti.
Rosa ha aprovechado estos días y también me lleva a su casa para que conozca a a sus padres, conmigo la familia se va haciendo más grande.
Y los días van pasando, porque ellos van cogiditos de la mano, uno detras de otro, así no se pueden perder y llegan siempre puntuales. Tampoco en el invierno pueden faltar las nevadas, porque son la vida de la tierra, sin ellas no habría fuentes y el agua es imprescindible para la vida.
El invierno se está acabando para dar paso a la primavera, él ya ha cumplido con sus deberes, dejándonos mucha nieve y lluvia, y nos llega el buen tiempo, con los días más largos para poder pasarlos por el campo. Como la tierra tiene mucha humedad, todas las semillas has brotado.
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