Mi abuelo Alvaró José nació en Budia provincia de Guadalajara.
Es un pueblo precioso para el que lo visita y muy cansino para el que lo trabaja incando el codo, según he oído decir a mi padre, que por eso migró a la ciudad cuando yo tenía dos años.
Pero ahora cuando va con nosotros de turista no deja de reconocer que el sitio donde naces tiene algo especial y la Alcarría en particular aún más...
Mi padre me contó que cuando repartió la herencia su bisabuelo , reunió a sus hermanos y tenía una tinaja llena de monedas que con una medida fueron repartiendo como si fuera trigo.
Los hermanos de abuelo fueron Eusebio, María, Eulalia, Dominga, Joaquina, Antonia y Angelita.
Las chicas se fueron a servir a Madrid.
Dominga conoció a un gallego, que era mozo de la estación de Atocha y cuando se casaron compraron el bar del Paseo de Prado y la pensión la compraron con lo que ganaron en el bar.
Budia está enclavado en el corazón de la Alcarria, a orillas del río Tajo. Rodeado de montes que le esconden del frío y con muchísimas fuentes que le hacen acogedor y con un clima estupendo.
En la casa de la calle Teniente Verde venía todos los años a las fiestas el tío Eusebio y su familia.
Eran todos bien recibidos y como muestra mirar como se festejaba la llegada de un familiar.
Todos se ponían por las ventanas a saludar y hacernos una foto de recuerdo. Eso me recuerda a mí cuando yo era pequeño y vivíamos en Carlos Aurioles (Vallecas) y venía mi tío de Francia con un cochazo... salíamos todos los chiquillos a verlo y no hacíamos más que tocarlo por todos los lados.
Era un espectáculo.
En esta fotografía se vé al abuela de mi padre (madre de su padre, que se llamaba María) y el abueno estaba con "canelo" el primer perrillo de nuestra familia perruna.
La ventana inferior daba a la cueva, donde había muchas tinajas y se descargaba por allí cuando había que dejar algo en la bodega.
En la casa de al lado, despachaban por una mirilla de la puerta y mi padre jugaba a veces con su vecina hasta que un día se pilló el dedo en el picaporte de su puerta.
Enfrente había un descampado donde júgábamos con los chicos.
Todavía lo hay y el otro día estaban quitando hierbas algunos de los muchachos, menores que yo, habían jugado también allí.
Los padres de mi padre, mis abuelos, tenían una hera donde ahora está el mirador con la balconada hacia la Vega y allí hemos sudado lo nuestro para separar el trigo de la paja en cada temporada.
Luego el abuelo Alvaro José, compró por 500 pesetas la casa de la calle Teniente Verde, .... Allí han crecido sus hijos, a excepción del mayor de los hermanos, Cipriano, que se crió en casa de mi tío Eusebio con sus primos.
Es un pueblo precioso para el que lo visita y muy cansino para el que lo trabaja incando el codo, según he oído decir a mi padre, que por eso migró a la ciudad cuando yo tenía dos años.
Pero ahora cuando va con nosotros de turista no deja de reconocer que el sitio donde naces tiene algo especial y la Alcarría en particular aún más...
Mi padre me contó que cuando repartió la herencia su bisabuelo , reunió a sus hermanos y tenía una tinaja llena de monedas que con una medida fueron repartiendo como si fuera trigo.
Los hermanos de abuelo fueron Eusebio, María, Eulalia, Dominga, Joaquina, Antonia y Angelita.
Las chicas se fueron a servir a Madrid.
Dominga conoció a un gallego, que era mozo de la estación de Atocha y cuando se casaron compraron el bar del Paseo de Prado y la pensión la compraron con lo que ganaron en el bar.
Budia está enclavado en el corazón de la Alcarria, a orillas del río Tajo. Rodeado de montes que le esconden del frío y con muchísimas fuentes que le hacen acogedor y con un clima estupendo.
En la casa de la calle Teniente Verde venía todos los años a las fiestas el tío Eusebio y su familia.
Eran todos bien recibidos y como muestra mirar como se festejaba la llegada de un familiar.
Todos se ponían por las ventanas a saludar y hacernos una foto de recuerdo. Eso me recuerda a mí cuando yo era pequeño y vivíamos en Carlos Aurioles (Vallecas) y venía mi tío de Francia con un cochazo... salíamos todos los chiquillos a verlo y no hacíamos más que tocarlo por todos los lados.
Era un espectáculo.
En esta fotografía se vé al abuela de mi padre (madre de su padre, que se llamaba María) y el abueno estaba con "canelo" el primer perrillo de nuestra familia perruna.
La ventana inferior daba a la cueva, donde había muchas tinajas y se descargaba por allí cuando había que dejar algo en la bodega.
En la casa de al lado, despachaban por una mirilla de la puerta y mi padre jugaba a veces con su vecina hasta que un día se pilló el dedo en el picaporte de su puerta.
Enfrente había un descampado donde júgábamos con los chicos.
Todavía lo hay y el otro día estaban quitando hierbas algunos de los muchachos, menores que yo, habían jugado también allí.
Los padres de mi padre, mis abuelos, tenían una hera donde ahora está el mirador con la balconada hacia la Vega y allí hemos sudado lo nuestro para separar el trigo de la paja en cada temporada.
Luego el abuelo Alvaro José, compró por 500 pesetas la casa de la calle Teniente Verde, .... Allí han crecido sus hijos, a excepción del mayor de los hermanos, Cipriano, que se crió en casa de mi tío Eusebio con sus primos.
1 comentario:
te envia papá unas cuantas correcciones de la página del abuelo Alvaro.
La herencia la repartió el bisabuelo de papá, no el abuelo, y la medida para el dinero debe poner de trigo y no de harina, pues la harina no se mide, sino que se pesa.
otro punto:
Los hermanos del abuelo Alvaro eran: Eusebio, María, Eulalis, Dominga, Joaquina, Antonia y Angelita.
Otro punto.
Dominga1 conoció al gallego, que era mozo de la estación de Atocha y cuando se casaron es cuando compraron el bar del paseo de Prado y la pensión la compraron con lo que ganaron en el bar
Otro punto.
En la foto con los mimbres a quien se ve es a la abuela de papá madre de su padre llamada Maria y el abuelo es el que tiene al perro Canelo.
Otro punto
En la era el trigo no se muele sino que se separa de la paja. Se muele en el molino.
Si estas contandolo tú, tienes que decir que el dedo se lo pilló tu padre en la mirilla
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